UG 13 - REHABILITACIÓN Y PREVENCIÓN PARA LOS JÓVENES DE GULU
Lugar del proyecto
Gulu es una ciudad del norte de Uganda que emergió de una guerra de veinte años que terminó en 2007. Los efectos devastadores de la violencia en el tejido social aún están presentes y son muy graves: fragilidad y a menudo desintegración de la estructura familiar, violencia, madres solteras, creciente pobreza, penurias juveniles, niños y niñas de la calle, abuso de alcohol y drogas. Un artículo reciente en un periódico local afirmaba que Uganda tiene la tasa más alta de alcoholismo en África.
Desde hace más de 30 años, la CSG (Samaritanos Combonianos de Gulu), organización perteneciente a la Diócesis de Gulu (iniciada por religiosas, padres y laicos combonianos) trabaja en el trabajo social a favor de los grupos más vulnerables: personas con VIH/SIDA, niños soldados, madres solteras, prostitutas, pobres y niños de la calle, y, al mismo tiempo, también está muy presente en el frente de la prevención, a través de los programas de "Educación para la vida".
Descripción del proyecto
Hace unos cuatro años se inició el proyecto de los niños de la calle, que desarrolló un Centro de Cuidado Infantil donde los niños son acogidos, escuchados, cuidados de manera integral y donde comienzan un camino de crecimiento humano y espiritual. Se reconstruye su historia, se recuperan los vínculos familiares, se inicia un camino personalizado con trabajadores sociales. Tan pronto como las condiciones generales mejoran, se retoma el proceso escolar, favoreciendo la preparación técnica para adquirir habilidades importantes para comenzar un nuevo camino de vida. Al final, se les dan las herramientas para comenzar su propio pequeño negocio.
En los últimos años, también se ha creado una red de contactos y colaboraciones con los centros de salud locales, con la clínica ortopédica (a menudo llegan con brazos o piernas rotas) y la clínica psiquiátrica de Gulu (se estima que el 20% tiene trastornos psiquiátricos), con la policía y las autoridades políticas del distrito, con grupos de apoyo para actividades de formación, etc. Cuando el niño lleva muchos años en la calle y tiene una fuerte adicción a las drogas, este camino no es suficiente. Hay que pasar al siguiente paso, que es la creación de una comunidad de rehabilitación social.
Por eso, estamos iniciando el proyecto de una comunidad de cuidados en una granja que tenemos a nuestra disposición. Es una realidad alejada de la ciudad y aislada, lejos de las bandas a las que pertenecen y de la disponibilidad de drogas; un entorno inmerso en el verdor y la tranquilidad de la sabana, con muchos animales, un huerto y el campo; una casa protegida donde nos gustaría ofrecer la mejor asistencia posible, según nuestras posibilidades y teniendo en cuenta el contexto en el que vivimos, para la recuperación psicofísica del niño y su reintegración en la Comunidad.
Aquí, con la ayuda de nuestra educadora, los chicos pueden adquirir un ritmo de vida diferente y saludable respecto al anterior, compuesto de horarios precisos, compromisos diarios y pequeños trabajos para dar sentido y un objetivo a la jornada. Este aspecto es muy importante porque nuestros chicos vienen de situaciones de vida sin reglas, sin objetivos que los pongan continuamente en riesgo.
El contacto con los animales es una buena terapia, especialmente con los cachorros, mientras que el trabajo en el campo y en el jardín, compatible con las fuerzas disponibles, es una actividad regeneradora. Incluso el personal al servicio de la granja, que tiene habilidades agrícolas y ganaderas y que vive allí de forma permanente, ha acogido con alegría el proyecto de los chicos, creando un ambiente acogedor, abierto, sereno y educativo. Para los chicos, este ambiente familiar ayuda a recuperar una dimensión de cuidado y atención, perdida con los años en la carretera. Quedarse en la granja significa también recuperar las raíces culturales de los Acioli que siempre han sido agricultores y ganaderos. El gobierno también insiste en que, en la lucha contra la creciente pobreza, hay que valorizar los recursos agrícolas y la cría de ganado, adquiriendo nuevas habilidades, introduciendo nuevos cultivos y nuevas herramientas.
Actualmente la instalación puede acoger a seis niños pero queremos limitar el número para ganar experiencia dada la complejidad del proceso y la vulnerabilidad de los niños. Podemos recurrir a la asesoría externa de expertos en el ámbito educativo y sanitario. La granja está situada a unos 10 km de la ciudad y no hay medios de transporte. Necesitaríamos un medio sencillo y de bajo consumo para transportar personas, animales, alimentos y productos de la tierra.
Si la recuperación de los niños drogadictos es larga y exigente, la prioridad en este momento es la prevención. En este campo tenemos una larga experiencia con programas llamados “Educación para la vida” que comenzaron con la pandemia del SIDA.
Este proceso de formación nació en universidades americanas y, aquí en Uganda, se ha enriquecido con el aporte de la cultura local. Por su metodología participativa y comprometida, por su enfoque holístico que mira todas las dimensiones de la vida, por la riqueza de los contenidos y la habilidad de los facilitadores, siempre ha tenido una gran aceptación por parte de los jóvenes, padres y educadores con un importante impacto positivo en la vida de los participantes.
Son muchos los testimonios de los cambios que se están produciendo entre las jóvenes generaciones y siempre ha habido una gran demanda de retomar las actividades interrumpidas hace años por falta de fondos. Por eso queremos retomar estos programas con talleres mensuales (de cuatro días de duración) para grupos de unos 30 niños de entre 8 y 19 años, cada uno agrupado por edades.
Objetivos
- Creación de una comunidad de rehabilitación social para luchar contra la drogadicción
- Valorización de los recursos agrícolas y la cría de ganado como medio de reintegración a la comunidad de los jóvenes una vez desintoxicados
- Iniciar un programa de prevención sobre los peligros del alcohol y las drogas con niños de la escuela primaria y secundaria
Beneficiarios
Directos: 6 niños drogadictos acogidos en la finca y unos 400 niños del programa de prevención
Indirectos: familias y sociedad
Hermana referente del proyecto: Hna Dorina Tadiello
Costos del proyecto